Alberto y Cristina homenajean a Menem, capataz del imperialismo
Por Nuevo Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y La Marx Argentina 16/2/21
El gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández ha establecido un homenaje de 3 días de luto, al ex presidente de Argentina Carlos Menem. Menem no debió morir siendo senador, sino en la cárcel. Cometió toda clase de delitos para defender los intereses del imperialismo y las multinacionales, y el homenaje que le hacen todos los partidos capitalistas del país, es otro cahetazo a la ilusión de quienes todavía creen que el Partido Justicialista (PJ) o los K, son una alternativa al capitalismo.
No tiene sentido analizar a Menem observando su bizarra y grotesca figura de playboy, proxeneta, multi- deportista, y showman de la farándula. Fue la patética expresión de la decadencia irreversible del PJ y las clases dominantes de la Argentina capitalista. Para comprender su rol es necesario analizar que ocurrió con el capitalismo, el imperialismo, y la lucha de clases en A. Latina y la Argentina en los 90's.
Capataz del imperialismo y la globalización
Menem fue el capataz o gerente del imperialismo, que dio comienzo en Argentina al régimen de acumulación capitalista denominado "globalización" o "neoliberalismo". Éste régimen de acumulación comenzó a nivel mundial en la década de los 80`s con los gobiernos de Reagan (EE.UU) y Thatcher (Inglaterra), quienes iniciaron una violenta contraofensiva antiobrera para sacar al capitalismo de la crisis en la que había entrado en los 70's.
La crisis fue provocada por el final del régimen keynesiano de acumulación capitalista que se agotó tras la derrota del imperialismo en Vietnam. Vietnam fue un colosal proceso revolucionario mundial que condujo a la derrota militar del Pentágono, y tras ello, todas las contradicciones del capitalismo estallaron: La inflación mundial, los precios del petróleo, las paridades cambiarias, y la caída de la tasa de ganancia de las multinacionales.
El imperialismo pudo lanzar una violenta contraofensiva en los 80's, porque contó con la colaboración del stalinismo, y el maoísmo, que traicionaron las revoluciones de posguerra en Vietnam, en China e Indochina, y en Cuba. Esto permitió que el imperialismo se recuperara, y lanzara una ofensiva para superar la crisis del régimen keynesiano.
De Perón a Menem: El PJ sostén de la Argentina capitalista
El régimen keynesiano de acumulación capitalista de posguerra, o "estado del bienestar" consistió en altos salarios, pleno empleo, estatizaciones de ramas de la producción, y planes de obra pública. Fue posible por la alta tasa de explotación de las clases trabajadoras europea, japonesa y norteamericana cuyas condiciones estaban deterioradas por la depresión y la guerra. En nuestro país este régimen de acumulación capitalista fue encabezado por el peronismo, y el Partido Justicialista (PJ), un movimiento político apoyado en la clase trabajadora, pero dirigido por un sector de la clase capitalista y por militares, encabezado por el general Perón.
Él régimen keynesiano entronizó a las multinacionales, y a EE.UU a dominar la economía mundial, lo cual derivó en el golpe a Perón, y la conversión de Argentina en una semicolonia de EE.UU. Pero el régimen de acumulación que Reagan y Thatcher impusieron fue opuesto al keynesiano: Bajos salarios, súper- explotación obrera, privatizaciones en todas las ramas, desmantelamiento de todas las conquistas laborales y sociales, al servicio de una centralización y acumulación de capitales superior.
En nuestro país la agonía del régimen Keynesiano, y el tránsito a la globalización fue aún más larga, producto de la capacidad extraordinaria de combatividad de la clase obrera y el pueblo argentino. La dictadura del Proceso no pudo desmontar el régimen keynesiano, y fue derrotada por la revolución de las masas del '82, tras la guerra de Malvinas. La caída de la dictadura hundió en una profunda crisis al ejército, de la cual nunca más se recuperó.
En 1983 asumió un gobierno democrático burgués, el de Alfonsín y la UCR con un fuerte apoyo de masas. Pero Alfonsín no pudo derrotar a la clase trabajadora y el imponente ascenso obrero y popular que continuó desde la revolución del '82, liquidó los planes de Alfonsín, transformó al trotskismo en una potencia, llevó al estallido de la hiperinflación, y a una nueva revolución que produjo la caída de Alfonsín en 1989.
Tras la caída de Alfonsín, Menem con el PJ llegó al poder prometiendo un "Salariazo" para la clase obrera. La Argentina capitalista tenía pendiente la tarea de entrar en la globalización todo un programa que Menem popularizó con la consigna de "Ir hacia el 1er mundo". El PJ sufrió una profunda transformación: Del "estado del bienestar" con Perón, al partido de la globalización. De la "Liberación", al partido de EE.UU. Pero tanto el PJ de Perón como el de Menem cumplían su misión histórica: En dos momentos históricos diferentes del capitalismo mundial, ser el sostén del capitalismo argentino.
Carlos Menem, ex presidente de Argentina
Menem "Lo hizo". La precaria "globalización" menemista
Los dirigentes del PJ mienten todo el tiempo diciendo que con el peronismo harán regresar a la clase trabajadora a los años de Perón con altos salarios y pleno empleo. El capitalismo no puede volver hacia atrás, y así como no se puede volver de la ancianidad a la juventud, el capitalismo decadente ya no puede hacer regresar hacia atrás la rueda de la historia, y regresar al régimen keynesiano.
Menem fue un capataz, un gerente, que hizo lo que el capitalismo reclamaba en su tiempo: Ubicar a Argentina en la nueva división internacional del trabajo. Puso de ministro de economía al representante de la multinacional Bunge Born, y luego a Domingo Cavallo que había sido ministro de la dictadura. Privatizó todos los servicios públicos y telecomunicaciones, además de las empresas estatales de ferrocarriles, la petrolera YPF, gas, agua, electricidad, teléfonos, correo, etc.
Argentina desarrolló todos los mismos rasgos que la globalización provocó en todo el mundo: Millones de desocupados, precariedad laboral, y trabajo en negro, agravamiento de la desigualdad. La deuda externa creció al doble ascendiendo a 120.000 millones de dólares, estalló una orgía de corrupción, negocios ilícitos, contrabando, tráfico de influencias, fuga de capitales, narcotráfico, venta de armas, prostitución VIP, etc.
Las denuncias de tráfico de armas a Ecuador, las explosiones en Río Tercero, los atentados a la AMIA y Embajada de Israel, los asesinatos, incluido el del propio hijo de Menem, fueron la expresión de la acelerada descomposición del capitalismo argentino que provocó la precaria globalización menemista. La bizarra y lumpen personalidad de Menem, su carácter de showman, dejó una falsa imagen de que "Menem lo hizo".
Nada es más alejado de la realidad. El menemismo fue posible porque todos los partidos capitalistas y la burocracia sindical se unieron en defensa del programa globalizador. El "Pacto de Olivos" entre Menem y Alfonsín, y la sanción de una nueva constitución estuvieron al servicio de concretar estos cambios estructurales. El gobierno de Menem fue una coalición que abarcó desde la UCD partido de la dictadura militar, a todos los sectores del peronismo, a la burocracia sindical, hasta ex montoneros pasando por los sectores más ultra católicos, y reaccionarios.
Menem buscó recomponer las Fuerzas Armadas con los indultos, el abrazo al General Rojas, y privatizar el ejército eliminando el servicio militar obligatorio. Toda la burguesía argentina apoyo su programa desde la UCR, las distintas alas de la burocracia sindical, y desde afuera del gobierno, grupos de izquierda, ex guerrilleros, o el maoísta Partido Comunista Revolucionario. Todos llamaron a apoyar a Menem, un acuerdo que sirvió para maniobrar y confundir a la clase obrera, pero no les alcanzó para derrotarla.
A pesar de la traición de todas las direcciones, el pueblo argentino enfrentó el programa de Menem, e impidió que avanzara más. La globalización menemista termino siendo un modelo precario, que si bien avanzó en la privatización de servicios, las enormes movilizaciones impidieron que Menem alcanzara a privatizar sectores importantes como la salud, o la educación, y muchas empresas del estado. Argentina quedó lejos de "modelos" capitalistas como el de Chile. Al contrario, la precaria globalización menemista generó enormes contradicciones que llevaron rápidamente al capitalismo argentino a una nueva crisis.
La continuidad del modelo de Menem: El Kirchnerismo
La "convertibilidad" fue una tremenda contradicción que el plan de Menem tuvo desde su comienzo. Menem y el PJ temían un nuevo estallido del pueblo. De hecho él había llegado al poder producto que el gobierno capitalista anterior había sido liquidado por una revolución. Menem lanzó un programa de acceso al "crédito fácil", para ganarse el apoyo de un amplio sector de masas, y evitar un nuevo estallido.
Utilizaron la masiva entrada de dólares de las privatizaciones para que los bancos dieran créditos, y establecieron una falsa paridad peso- dólar de 1 a 1, conocida popularmente como la "convertibilidad". Esto permitió coyunturalmente que amplios sectores de la clase media, y hasta de la propia clase trabajadora contrajeran préstamos, hicieran negocios, viajaran al exterior, compraron la casa propia, autos y electrodomésticos. El voto a Menem se lo popularizó como el "voto licuadora".
Pero ese acuerdo social implícito generaba una contradicción para el capitalismo argentino. Con la paridad 1 a 1 dólar- peso, los salarios de los trabajadores quedaban altos en dólares en comparación con los de los demás países, un proceso a contramano de lo que ocurría en el resto del mundo. Las Corporaciones migraban sus capitales buscando altas tasas de explotación, y salarios bajísimos en dólares como en China.
La globalización de Menem fue precaria porque nunca logró la tasa de explotación necesaria para que se produjera la lluvia de inversiones que si fueron a China, por ejemplo. Los dólares se agotaron y la "convertibilidad" se hizo insostenible, un modelo que dependía cada vez de los préstamos del FMI para sostenerse. La derrota de Menem a manos de la Alianza no modificó el panorama, la burbuja del 1 a 1 estalló, llevó a la quiebra de los bancos, y detonó una nueva revolución: El Argentinazo del 2001 que barrió con la convertibilidad, liquidó a la UCR, e impuso la suspensión del pago de la deuda externa.
El gobierno provisional de Duhalde colocó la paridad 1- 3, que el Kirchnerismo llevó a 1- 4. Una brutal devaluación del peso que golpeo a los salarios y las deudas. Néstor Kirchner llegó al poder con discursos "anti-menemistas", pero salvo las jubilaciones, no hizo ningún cambio al régimen de acumulación que dejó Menem. Al contrario, dejaron en pie todo el esquema de privatizaciones, y lo profundizaron transformando al país en un gigantesco campo de soja.
Con Menem se aprobó el cultivo de la soja RR, el uso del glifosato, y se benefició a las grandes Corporaciones como Monsanto, y Cargill. Con Néstor y Cristina Kirchner la soja explotó de 2 millones de hectáreas a 17 millones, y la soja pasó a representar más del 50% del grano que produce el país y más del 25% de las exportaciones. El Gobierno de Néstor Kirchner pasó a manejar una caja de 250 millones de dólares mensuales que le sirvió para establecer una gigantesca estructura de subsidios que utilizaron para disimular la desigualdad, y cooptar a todas las organizaciones políticas y sociales que corrompieron.
La continuidad de la globalización significó que la desigualdad, la pobreza y la miseria con los k se agravó, mientras que continuó la orgía de corrupción, lavado de dinero, robo, fuga de capitales que inició Menem, solo que ahora los delincuentes eran los K "robando para la Corona", con discurso "anti- menemista". Todas las lacras del capitalismo se agravaron, la desigualdad, el narcotráfico, las redes de trata, la descomposición social y política del ejército, y la policía, al igual que en todos los países capitalistas del mundo.
La larga decadencia final del PJ
Los k protegieron a Menem, y le dieron inmunidad parlamentaria llevándolo de candidato en sus listas para que no fuera preso. No lo hicieron por amor, sino para prever y tejer un sistema de impunidad para el futuro, en caso de ser juzgados por los delitos que ellos también cometieron. Todo el discurso K de "desarrollo de la producción nacional", se chocó con la realidad de una economía primarizada, dependiente de la soja, que fue para los Kirchner lo mismo que el petróleo para Chávez.
Una vez que China dejó de comprar los volúmenes de soja por impacto del estallido del pico agudo de la crisis global del capitalismo, estalló la "crisis del campo" en 2012 que volvió a señalar el agotamiento del precario modelo de globalización de Menem, Néstor y Cristina. Macri intentó derrotar a la clase trabajadora para fortalecer este modelo globalizador del país cuando llevó al Parlamento la triple reforma, Jubilatoria, impositiva y laboral. Pero el pueblo argentino volvió a ponerse de pié con una nueva insurrección, y lo derrotó en el año 2017, lo que fue el final del proyecto Macri
Ahora, en medio de la brutal crisis capitalista
mundial, y la crisis de la pandemia del COVID, el velatorio de Menem, en la soledad del Parlamento, con absoluta ausencia de las masas, acompañado y homenajeado por Alberto y Cristina Fernández, es una patética
postal de la crisis final del Partido Justicialista. Una pintura de su larga marcha hacia la
agonía, de la cual Menem es sin duda, uno de sus grandes protagonistas.
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