Optó, finalmente, por Colombia, pues allí había entablado contacto político con un grupo centrista –el Bloque Socialista– formado por profesores universitarios y estudiantes, de preponderante actuación en las luchas universitarias, a fines de la década de 1960. Tratando de adaptarse a las costumbres tropicales, aprendiendo a alimentarse con arroz, papas y plátano, y, fundamentalmente, estudiando a un país cuya lucha de clases, diferente a la del Cono Sur, mezclaba viejos movimientos campesinos y populares con luchas obreras, Moreno se instaló en Bogotá.
Más dirigentes y cuadros argentinos llegaron con Moreno o poco después, Mercedes, Greco, Ritita, Lidia, Roberto, Silvia, el uruguayo Negro Andrés. Mientras tanto, Mario Doglio, Aldo Romero y Alberto Pujals fueron a Europa, Eduardo Expósito al Perú, y Jorge Guidobono a Colombia. Al mismo tiempo, más de un centenar de cuadros del partido argentino se desplazó a distintos países para construir la corriente internacional, como parte de esa misma política.
A Bogotá también llegó Amelia, la compañera de Moreno, con su hija Clarita, de pocos meses. Arturo, su cuarto hijo, nació en Colombia en 1978. La familia se completó con la llegada de David y, posteriormente, de Eleonora y su esposo Aníbal, con los nietos Hernán y Sebastián. Casi todos terminaron viviendo en unos monoblocks del centro de la ciudad. En la jerga política local, esas torres se llamaban Pekín, porque habían sido habitadas por maoístas. Con la presencia de los argentinos pasaron a ser Alma Ata (lugar donde Trotsky fue confinado en 1927). Moreno trasladó a Bogotá la Editorial Pluma, fundada en Buenos Aires antes del golpe. Allí se convirtió en la mayor editora trotskista en idioma castellano.
A la vez que se ocupaban en conseguir algunas cosas elementales para un exiliado argentino –la plancha para asar bifes, yerba mate, dulce de leche– Moreno y los compañeros se lanzaron a la batalla por ganar al Bloque Socialista para la Cuarta Internacional, en un país donde existía muy poca tradición trotskista. Moreno lo logró rápidamente. Con una honestidad que lo honra, el dirigente mandelista colombiano Libardo González, rindió homenaje a Moreno, después de su muerte, reconociéndole como: "Uno de los pilares del trotskismo no sólo en la Argentina sino en América Latina y el mundo. En Colombia, quienes habíamos estado impulsando el trotskismo por más de quince años, nunca fuimos capaces de lograr lo que hizo el compañero Moreno, cuando logró llevar a una organización centrista, el Bloque Socialista a las posiciones trotskistas".
Si para Moreno el PST argentino era su partido natural, el Bloque Socialista pasó a ser su partido adoptivo. En su construcción, puso la misma pasión y esfuerzo, enseñando a sus militantes a hacerse internacionalistas e ir a las Pobladoras de Bogotá, Cali, Medellín o Barranquilla. Con aciertos, errores y aprendizajes, el Bloque Socialista –ayudado por algunos camaradas argentinos que se volcaron a militar en forma permanente con los colombianos– se consolidó y pudo tener una intervención relevante en el acontecimiento que dividió en dos la historia de ese país: el paro cívico nacional de 1977, primera huelga general de Colombia, con la que comenzó una situación revolucionaria.
Gracias a ese gran éxito, pocos días después del paro, los compañeros del Bloque constituyeron el Partido Socialista de los Trabajadores. El acto público de su congreso fundacional congregó a 3.500 asistentes y el Partido superó el medio millar de militantes. Pronto el PST colombiano se sumó al PST argentino para construir la corriente internacional. Sus dirigentes participaron de la elaboración de la política y algunos, como Eduardo, Kemel George, Camilo González, Jaime Galarza, Ricardo Sánchez y otros, viajarían al extranjero, incluso a la Argentina, a ayudar en la construcción de los partidos.
LA FRACCIÓN BOLCHEVIQUE
Durante veinte años Moreno había intentado, infructuosamente, construir con el SWP una dirección alternativa para la Cuarta Internacional. El partido norteamericano se oponía a hacer una Internacional centralizada y terminaba cediendo al mandelismo. Posteriormente, se fueron sumando diferencias políticas cada vez mayores. En los trotskistas norteamericanos, de quienes Moreno se había considerado discípulo, se estaba produciendo un proceso degenerativo, con la pérdida de las tradiciones proletarias. Los caminos de Moreno y el SWP terminaron de separarse a partir de las diferencias que provocó la revolución portuguesa de 1974, con la que la ola revolucionaria sacudió fuertemente a Europa.
Lamentablemente, el SWP degeneró hasta convertirse en una agencia de prensa al servicio de Fidel Castro. Después de la muerte de Hansen sus principales dirigentes renegaron del trotskismo, aunque continuaron en el SU, junto a Mandel. Por primera vez en su vida, Moreno quedó sólo, como el único dirigente histórico de la Cuarta Internacional que seguía defendiendo el programa principista. Pero en proporción inversa a esa soledad en las alturas, su corriente se fortaleció por abajo. En 1976, Moreno fundó en Bogotá la Tendencia Bolchevique, convertida dos años después en Fracción, para disputar la conducción de la Cuarta.
La Fracción Bolchevique de Moreno agrupó el ochenta por ciento de las fuerzas que, dentro del SU, se habían opuesto a la desviación guerrillera y ultraizquierdista. El SWP sólo pudo quedarse con la minoría restante. La FB reunió alrededor de veinte partidos y grupos, casi todos de Latinoamérica –donde se había librado la crucial lucha contra el gerrillerismo y el ultraizquierdismo– pero con cabezas de puente abiertas en España, Italia, Suecia, Portugal, Alemania y Grecia. Dentro de la FB, el PST argentino, aunque estaba en el peor momento de la persecución genocida, seguía siendo cimiento sólido.
El PST colombiano estaba en auge y comenzaba a aportar para el trabajo internacional. Lo mismo ocurría con el partido brasileño. Su origen se remontaba a 1970, cuando Moreno ganó para el trotskismo a Zezé y un grupo de exiliados en Chile. Ya en Brasil, reunían a 500 militantes, con una perspectiva inmensa. Y uno de sus dirigentes, Antenor, se había sumado al trabajo internacional. En Perú, el partido había contribuido a formar un frente obrero y campesino, el célebre FOCEP, que alcanzó más 400.000 votos –el 12% del electorado— a pesar del fraude, y obtuvo tres parlamentarios. En ese frente estaban Hugo Blanco, que había adherido a la línea del SWP, Ricardo Napurí, que posteriormente sería uno de los fundadores de la LIT (CI), y Enrique Fernández, de la FB, uno de los jóvenes que Moreno había ganado cuando estuvo en las cárceles de Lima.
El éxito del trotskismo peruano logrado con el FOCEP, fue otra muestra de las inmensas posibilidades abiertas para convertirse en partido de masas. Los votos logrados en esa ocasión por Hugo Blanco fueron el reconocimiento a su lucha al frente de los campesinos. Moreno y la FB enviaron de inmediato dirigentes y cuadros para ayudar. Con la FB, Moreno comenzó a formar una dirección internacional genuina, formada por compañeros de diversos países. Esa incipiente dirección fue capaz de impulsar exitosamente actividades internacionales centralizadas. Una de ellas se hizo en 1978, cuando Moreno cayó preso en San Pablo, Brasil, junto a la dirección del partido brasileño y el camarada portugués Antonio. Toda la Cuarta Internacional reclamó entonces por su vida y libertad, ya que los militares brasileños podían enviarlo a la Argentina, donde hubiera quedado a merced de la dictadura videlista. La campaña logró innumerables pronunciamientos de partidos, personalidades y organizaciones gremiales de América y Europa. Meses después, Moreno fue liberado, aunque el gobierno le prohibió volver a entrar a Brasil.
LA BRIGADA SIMÓN BOLIVAR
La revolución nicaragüense produjo en 1979 un nuevo sacudón. Otra vez un movimiento guerrillero, después de luchar en forma aislada durante mucho tiempo, pasaba a dirigir una insurrección de masas triunfante. En esta ocasión, Moreno no estaba desprevenido: había aprendido de Cuba. Además contaba con la FB, que mostró capacidad para intervenir. Moreno y la FB venían llamando desde 1977 a apoyar la lucha del sandinismo. En Nicaragua no existía prácticamente el trotskismo. Con gran audacia, Moreno propuso entonces formar una brigada internacional de combatientes, rescatando el ejemplo de los voluntarios que habían combatido en la guerra civil española. Se trataba ahora de sumarse a la lucha armada contra Somoza, bajo el mando militar del sandinismo. Así nació la Brigada Simón Bolívar. Fue un ejemplo de cómo el trotskismo, correctamente orientado, puede y debe intervenir en este tipo de revoluciones.