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El pueblo trabajador francés marca el camino

06.03.2023

Huelga del día martes 7 de febrero
Huelga del día martes 7 de febrero

Por Federico Méndez de Nuevo PST, Argentina, 06/03/2023.

El gobierno francés del presidente Emmanuel Macron presentó, a comienzos de enero, un proyecto de ley de reforma de pensiones que retrasa la edad jubilatoria de los 62 a los 64 años y aumenta el periodo de cotización necesario para obtener la pensión completa. A partir del 2027 se exigirá haber trabajado al menos 43 años ─y ya no 42─ para tener derecho a la pensión completa.

Esta medida ha generado un fuerte rechazo en más del 70% de la población francesa, que ya se movilizó cinco veces congregando a millones de personas. Las encuestas presentadas por los principales medios franceses indican que 6 de cada 10 franceses se oponen a la reforma. "No quiero trabajar más tiempo, tengo un trabajo duro y ya estaré destrozada a los 62 años. No es viable ni física ni moralmente", dijo a AFP Sylvie Dieppois, una ayudante de cocina que manifestó en Ruán en la tercera jornada de huelga. "Yo voy a cumplir 60 años, con 62 podría disfrutar de una jubilación completa, pero con la reforma tendré que trabajar nueve meses más. Es injusta, sobre todo con las mujeres", declaró en la agencia de noticias EFE Anne, una grafista que marchaba en París. Esta manifestante considera que el plan de Macron perjudica más a las mujeres, y no se equivoca, los ocho trimestres por hijo que actualmente les contabilizan para la pensión les permite jubilarse antes de los 62. Con la reforma, la mayoría deberá trabajar hasta los 64. Este contundente rechazo del pueblo trabajador obligó a los sindicatos a unirse en un frente opositor por primera vez en mucho tiempo.

En las condiciones actuales las mujeres francesas ya se jubilan más tarde que los hombres, ya que sus contribuciones a la pensión se ven suspendidas o reducidas por la licencia de maternidad y los trabajos de medio tiempo. Con la reforma de pensiones esta desigualdad se va a profundizar. Según datos del gobierno las pensiones de las mujeres francesas son un 40% más bajas que las de los hombres. Hay que destacar que se aproxima el Día Internacional de la Mujer Trabajadora este 8 de marzo y que está prevista la movilización más importante para el día anterior.



En la última encuesta de Eurofound, realizada en 2021 entre más de 70.000 trabajadores de 36 países europeos, se revela la muy mala posición de Francia en Europa. La presión laboral ─física y psíquica─ es más fuerte que en otros países: elevados niveles de violencia, discriminación laboral y bajas remuneraciones ─solo el 45% de los trabajadores franceses consideran estar bien pagos por el trabajo que hacen, contra el 68% de los alemanes y el 58% de los europeos─. Casi el 40% de los trabajadores se encuentran en una situación laboral "tensa", en la que las exigencias son elevadas en relación a los salarios percibidos.

Todo el pueblo trabajador europeo mira con atención lo que ocurre en Francia. Un ensayo similar al del gobierno de Macron debe ser encarado por el ejecutivo de España. La edad de jubilación en la segunda economía de la Unión Europea es una de las más bajas de Europa y, de salir adelante la reforma, Francia se acercaría a los 65 años de España o a los 67 de Dinamarca.

Francia es uno de los países europeos con mejor legislación laboral lo que la convierte en una región poco permeable a las inversiones de las multinacionales y en un objetivo a derrotar para los sucesivos gobiernos capitalistas franceses ─los intentos por modificar el sistema de pensiones ya llevan más de 30 años─. Lo que para la clase obrera francesa es justo y el resultado de décadas de luchas para el gobierno de Macron ─bajo la excusa de la extensión de la longevidad─ es un "desequilibrio fiscal".

Trabajadores de los principales sectores sindicales franceses (transporte público, refinerías, escuelas y centrales eléctricas) junto a miles de movilizados prometieron un país bloqueado antes de permitir que el legislativo le dé luz verde a la reforma reaccionaria.

Movilizaciones multitudinarias

El primer día de protestas (19.01.23) contra la reforma de pensiones logró congregar unas 80.000 personas en París y entre uno y dos millones en todo el país. La mayoría de los trenes fueron cancelados, los empleados del sector eléctrico redujeron el suministro eléctrico y cerca del 70% de los profesores de preescolar y primaria se negaron a trabajar. También se sumaron los sindicatos de estudiantes de secundaria y los sindicatos policiales.

La segunda jornada de protestas (31.01.23) fue mayor: 1.272 millones según las autoridades del Ministerio del Interior y 2,8 según los sindicatos. Según el diario Le Monde, se trata en cualquier caso de "un récord contra una reforma social desde 1995". En París fueron 150.000 según la policía, mientras que la CGT contabilizó 500.000, pero la participación también subió en la mayoría de ciudades y pueblos: 40.000 en Marsella, 28.000 en Nantes, 23.000 en Rennes, etc., según la policía. Los huelguistas ─que no cobran las horas de paro─ fueron menos numerosos en el sector público, como en la educación o en la empresa estatal de ferrocarriles SNCF, si bien se paralizó gran parte de los trenes regionales. La punta de lanza vino del sector energético. Las centrales nucleares registraron una caída de producción de unos 3.000 MWh, según la empresa EDF. Y entre un 75% y un 100% del personal de las refinerías y depósitos de TotalEnergies se unieron al paro, según la CGT.

La tercera jornada (07.02.23) abarcó, al igual las dos anteriores, huelgas parciales en sectores claves del país, como el transporte, la educación y la energía. Numerosas universidades y centros de estudiantes de secundaria fueron bloqueados por sus propios estudiantes. Aunque fue un poco menor, dos millones de franceses según la CGT y 750.000 según la policía.

En cuarta jornada (11.02.23) miles de manifestantes tomaron las calles en 240 ciudades, 2,5 millones según las estimaciones de los sindicatos y un millón según la policía. En París 400.000 manifestantes marcharon desde la plaza de L´Opera a la plaza de la Bastilla.

La quinta y última jornada (16.02.23) fue la de menor concurrencia de todas. El Metro de París funcionó normalmente al igual que la mayoría de las escuelas. Sin embargo, fue fuerte en los ferroviarios de los trenes TGA de alta velocidad y los servicios regionales. A nivel nacional no hubo una estimación oficial de la cantidad de manifestantes, pero la CGT estimó unos 1.3 millones. En París la policía calculó 37.000 mientras que la CGT puso el número de 300.000.



Los sindicatos pretenden que los días de huelga no les sean descontados de los salarios de los movilizados, cuando la inflación y el costo de vida afectan al país. La discusión es ahora si dos movilizaciones en una semana no debilitan la lucha.

En las manifestaciones se cruzan manifestantes experimentados con una nueva camada de activistas jóvenes que saben que esta reforma compromete su futuro. Abuelos, hijos y nietos marcharon juntos en esta protesta. Mucha gente que jamás había ido a una marcha se lanzó a las calles en contra de la reforma.

Centrales sindicales acorraladas por la presión de las bases obreras

Las ocho centrales sindicales (CFDT, CGT, FO, CFE-CGC, CFTC, Unas, Solidaires y FSU), se han unido en un único frente opositor, lo que lo convierte en un hecho histórico. No se mantienen unidas por voluntad propia o la generosidad de sus líderes sino por la inmensa presión de las bases obreras que les exigen intensificar la presión sobre el gobierno.

Las direcciones burocráticas de estas centrales obreras, ya de por sí sobrepasadas y obligadas a ir más allá, temen que la presión de las bases las derroque y tomen la iniciativa nuevas direcciones que vayan a fondo en la lucha contra el gobierno. "Es una locura democrática hacer oídos sordos", dijo el secretario general de CFDT refiriéndose a la inmutabilidad del gobierno.

En un comunicado de prensa del 11 de febrero la intersindical dijo que la "determinación" de la "población" debe ser escuchada, los parlamentarios del "arco republicano (NUPES-macronianos-LR) y el gobierno" deben "rechazar masivamente este texto". El verdadero mensaje al gobierno y sus instituciones es este: parece que tenemos todo bajo control, pero en realidad estamos en manos de las mayorías populares a las que es imposible desviar de lo que quieren: la anulación del proyecto ¡por favor entren en razón!

Exigidas por las circunstancias, todas ellas han convocado una huelga general para el 7 de marzo, tanto en el sector público como en el privado. En un comunicado la intersindical declara que "si a pesar de todo el gobierno y los parlamentarios permanecen sordos a la protesta popular", entonces "llamaría a los trabajadores, jóvenes y jubilados" a "endurecer el movimiento, paralizando Francia y todos sus sectores el 7 de marzo". Luego del comunicado de la intersindical los sindicatos CGT, FO, UNSA y CGT de la RATP también llamaron a la huelga prorrogable a partir del 7 de marzo para "lograr derrotar este proyecto de ley".

Los sindicatos de los sectores claves del transporte urbano han anunciado que a partir del 7 de marzo iniciaran un paro de duración ilimitada, que se renovará diariamente por asamblea general de todos los trabajadores, sindicalizados y no sindicalizados. A ello se suman los trabajadores de las refinerías, electricidad y energía en general. Las tres centrales sindicales más combativas ─CGT, FO y Solidaires─, se suman a la huelga con asambleas generales diarias. Hasta las bases de la central sindical más moderada, la CFDT, se suman con entusiasmo a la lucha.

Para los huelguistas el gobierno no detendrá su impulso, salvo que se enfrente a un bloqueo total del país. Por eso miran con atención los próximos movimientos de sectores "sensibles". En las refinerías de Total Energies ─que el año pasado bloquearon parcialmente el país─, los trabajadores pararon entre un 75% y un 100%, según fuentes gremiales. Algunos apuestan a un paro con bloqueo de los trabajadores hidrocarburíferos y, de esta manera, dar un golpe certero en la actividad económica de todo país.

Por su parte, el gobierno sigue sin ceder ni un paso, a sabiendas de que la situación no puede más que agravarse. Un influyente asesor del gobierno, según recoge el diario Le Parisien reflexiona en voz alta que "nos jugamos sin aliento, con el riesgo de que el movimiento se endurezca por parte de la franja sindical más radical, o miramos qué se puede mejorar", y agrega "En la medida en que los manifestantes se oponen radicalmente a la medida de edad en 64 años sobre la que no nos moveremos, apenas veo salida por este lado". Como última instancia el gobierno tiene el recurso constitucional del artículo 49.3 para que se apruebe la reforma sin tratamiento legislativo, como un decreto, pero ello solo agigantaría la ira social.



La lucha se define en las calles

Como ya vimos, las centrales sindicales se mantienen unidas y obligadas a ir más allá por la enorme presión de las bases obreras y las mayorías populares. No se trata de una huelga cualquiera, ni de huelgas sectoriales, es una movilización total que abarca todo el país y que tiene el acompañamiento de la mayoría de la población. Este fenómeno es la continuación del "Movimiento de los Chalecos Amarillos", pero también es su superación. Los Chalecos Amarillos tenían como centro la crisis de la clase media europea golpeada por la gran crisis económica mundial y se organizaba principalmente desde las redes sociales, el fenómeno actual viene de los sectores más explotados del proletariado, de los jóvenes, de los jubilados y se organiza con los métodos de la clase obrera ─asambleas diarias, asambleas intersindicales, comisiones internas, etc.─ y con sus organizaciones a la cabeza ─sindicatos, centrales obreras, etc.─.

Esta lucha cuestiona directamente las bases del capitalismo. El pueblo trabajador francés está experimentando una revolución en su conciencia, está comprendiendo de lo que es capaz, de que su poder puede poner de rodillas al gobierno capitalista de Macron e inclusive voltearlo. Mientras sea gobernado por un parlamento que responde a los intereses de una minoría ─empresarios y las multinacionales─ nunca se van a resolver a fondo sus problemas y a medida que se profundice la crisis capitalista estos gobiernos van a tratar de hacerle pagar todo el costo ─y cada vez más─ a la clase obrera y los sectores más pobres y oprimidos.

¡Viva la lucha de los trabajadores y el pueblo de Francia!

¡Abajo las reformas de Macron!


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